La
noche del martes 6 de Agosto en Manzanares (Soria) en el encuentro
VeganQueer nos fuimos a dormir con Jaime (distri maligna) con el que
manteníamos una relación sexo-afectiva, Jaime empezó a
acariciarnos y M. se dió la vuelta no queriendo participar. En ese
momento se giró hacia mi y nos besamos, él empezó a tocarme y yo
empecé a sentirme incómoda porque no quería. Me quedé bloqueada y
le aparté con la mano, él pasó y siguió besándome y tocándome.
Yo me agobié e intenté llamar a M. sin obtener respuesta (M.
pensaba que estaba siendo consentido), volví a intentar apartarlo y
volvió a hacer caso omiso de mi indicación. Intenté llamar de
nuevo a M. y él se me echó encima mientras se tocaba y siguió
metiéndome mano hasta que me empezó a dar ansiedad y lo aparté y
le dije que me estaba agobiando, que estaba cansada y que no quería
nada. Él se dio la vuelta violentamente, quedándose tenso, dándonos
a entender con su corporalidad que estaba enfadado. A pesar de la
ansiedad le pregunté que qué pasaba, a lo que contestó “estoy
triste, por ser una mala persona que no te deja dormir”, me agobié
ante su incomprensión de los hechos y le dije que no quería hablar
con el, que buenas noches. Entonces él empezó a llorar bruscamente,
como con ansiedad, haciendo mucho ruido, había más personas
durmiendo en la habitación y me puse nerviosa, le pregunté que qué
le pasaba y el se quejó de que no quería hablarle mientras seguía
gritando y llorando. Yo me sentí presionada a hablar con él y le
dije que nos saliésemos de la casa para no molestar, cuándo accedí
se tranquilizó inmediatamente, consiguiendo mediante el chantaje
emocional su objetivo, no respetando mi decisión de no hablar en ese
momento. Cuando llegamos abajo yo le dije que yo no quería follar en
ese momento y que había invadido mi espacio, sin mi consentimiento,
el me dijo que no lo entendía, intenté explicárselo varias veces
de formas diferentes y me repitió incesantemente que no me entendía.
Seguidamente (no pasaron ni dos segundos, no me daba tiempo a
reflexionar o a pensar) se puso a llorar y me amenazó con suicidarse
porque había gente que le había hecho creer que era un agresor (lo
cual es muy revelador teniendo en cuenta que yo no había dicho la
palabra agresión aún) yo intenté tranquilizarlo y me repitió
varias veces que se iba a suicidar, que solo le pasaban cosas malas,
yo me asusté ante esa idea y dejé de lado lo que estaba sintiendo
para calmarle y quitarle esa idea de la cabeza. Se le pasó
rápidamente, se tranquilizó, y me preguntó cómo me sentía, le
dije que mal, me besó y dijo que se había puesto cachondo con lo
que yo me quedé perpleja, cuándo vio mi reacción cambió de tema
completamente, contándome cosas de Manzanares para evadirme de mi
estado, me invitó a pasear por el pueblo, ignorando cómo me sentía,
tras dos horas paseando me volvió a besar, nos excitamos y fuimos a
casa a follar, yo estaba rayada y eso se acrecentó cuándo subió a
por condones sin decirme nada y sin haber hablado de penetración,
follamos y yo me sentí mal con el rol de dominación que él intentó
llevar, cuándo él acabó me sentí vacía, sin saber por qué lo
había hecho. Al volver al dormitorio M. estaba durmiendo a sus
anchas y yo intenté apartarla hacia el centro, pero él la movió a
un lado para colocarse en medio. Yo no pude dormir esa noche.
Al día siguiente me levanté temprano y me fui a pasear, cuando
regresé lo noté contento (como si nada malo hubiese pasado) y M. y
yo nos escapamos (utilizamos esta palabra porque cada vez que
intentábamos estar a solas el aparecía y no nos dejaba) para hablar
a solas, se lo conté y ella se enfadó por no haberse dado cuenta y
por ver cómo le había dado la vuelta al asunto con amenazas y
chantaje emocional,sin creerse que no entendiera la situación
después de escribir tantos fanzines sobre feminismo, consentimiento,
etc.
Después de comer me fui a hablar con A., le conté lo que había
ocurrido, verbalizándolo me aclaré, yo tenía intuiciones negativas
(había tomado decisiones por mi sin consultarme y ocultándomelas,
me había marcado cuándo me acercaba a alguna otra persona
visibilizada como hombre, se había puesto celoso en varias
ocasiones, reprimiéndome e impidiendo la comunicación entre
nosotras /tanto hacia M.,como hacia A. o cualquier otra amiga/
además de jerarquizando entre M.y yo) pero sentía que estaba loca y
que era cosa mía, ella me dijo que también había observado esas
actitudes machistas encubiertas y me puso varios ejemplos que lo
evidenciaban. A raíz de esa conversación me quedé desencajada,
todo lo que había estado sintiendo estos días era verdad, decepción
por parte de Jaime por haberme engañado y conmigo misma por no
haberme dado cuenta antes. También me sentía insegura por cómo
transmitírselo a M. sin que lo interpretase como un ataque de celos
o apología de la monogamia (miedos a los que él nos había inducido
que no existían antes entre nosotras). Por la tarde Jaime presentó
el número 3 del fanzine de Equilibrio, en el punto sobre consumo de
cuerpos intentó sacarme del debate varias veces cuchicheándome
sobre otras cosas y yo le dije que quería enterarme de lo que
hablaba la gente y participar en el debate. Dentro de este debate se
empezó a hablar sobre consentimiento, ante la incomodidad del tema
para él intentó cortarlo varias veces, de hecho se saltó la parte
del cuestionario de consentimiento aludiendo a que todxs teníamos el
tema superado. Cuando terminó la presentación del fanzine le dije a
M. que estaba incómoda con la relación, estaba viendo actitudes que
no me gustaban y quería hablar de eso lo antes posible, M. se sintió
insegura y mal por no haber reaccionado en el momento de la agresión;
y por la noche nos fuimos a hablar a una explanada oscura y desierta,
él vino y se sentó al lado nuestro a hablar de cosas superficiales,
obviando el malestar de M. que estaba llorando. Cuando Jaime llevaba
un rato hablando, sin que se produjera respuesta por nuestra parte,
nos preguntó si nos pasaba algo con él, M. dijo que no quería
hablar en ese momento y yo tenía tantas cosas que decir que me quedé
callada pensando qué contestar, él, sin darme tiempo a contestar,
se levantó enfadado y se fue con la única linterna que teníamos.
Yo aproveché para evidenciarle a M. la actitud de Jaime durante el
debate y, cuando llevábamos un rato hablando, R. (la perra que nos
acompañaba) empezó a ladrar mucho mirando a un sitio fijamente
dando la alarma; nosotras preguntamos varias veces que quién había
y no se produjo ninguna respuesta, ante esto nos asustamos y
estuvimos a punto de echar a correr cuando se encendió una linterna
y vimos que era Jaime, nos dimos cuenta que llevaba un buen rato ahí
espiando desde la oscuridad. Se puso a decirnos que estaba mal y que
venía a ver cómo íbamos a dormir, nosotras le interrumpimos
diciéndole que estábamos muy asustadas y que por qué no había
contestado cuando estuvimos preguntando quién había, nos dijo que
él no estaba para eso en ese momento y repitió que estaba muy mal.
Volvió a repetir que cómo íbamos a dormir, que no estaba agusto
con actitudes que habíamos tenido con él (no nos dijo cuáles, a
pesar de que yo le pregunté, lo expresó cómo un presentimiento
abstracto) que había pensado incluso en irse del veganqueer (aún
sabiendo que dependíamos económicamente de él para la vuelta) pero
que había pensado que era una tontería, intentando culpabilizarnos
de cómo se sentía. Nos dijo que dormiría sólo en un saco de
dormir y nosotras le dijimos que durmiese como quisiera, Jaime se dió
la vuelta suspirando ofuscado y nos dijo: “que os vaya bien”. M.
le preguntó que por qué decía eso y Jaime se puso como a temblar y
nos dijo que podía desmayarse en cualquier momento, ante eso
empezamos a consolarle (obviando de nuevo cómo nos sentíamos
nosotras, por cansancio) y nos fuimos a dormir. Esa noche tampoco
pude dormir.
Al día siguiente yo ya me estaba distanciando de Jaime y él puso
toda su atención en M. (besańdola y marcándola cuando hablaba o se
acercaba a otras personas visibilizadas como hombres). Durante la
comida D. propuso una actividad como grupo no mixto que yo apoyé sin
pensármelo, Jaime torció el gesto mostrándome su desagrado ante la
idea (cuando siempre hacía alarde de apoyar a los grupos no mixtos).
El día fue desesperante, yo estaba ya muy incómoda y pedí a M. que
viniese a hablar conmigo, nos fuimos al río (lo más escondido
posible ante el miedo al control por parte de Jaime) y estuvimos
hablando y poniendo en común nuestras inquietudes, identificamos
abuso emocional, la agresión sexual, el chantaje, manipulación y
control por su parte. Ambas estábamos agobiadas y no sabíamos cómo
actuar dado el estatus que tenía Jaime dentro del gueto por su
postura anarco-feminista. Esa noche M. y yo decidimos dormir en
tienda de campaña solas, no sin pasar por el chantaje emocional por
su parte intentando culparnos de su sensación de abandono.
A
la mañana siguiente yo tenía la intuición de que D. (la persona
con la que Jaime había mantenido una relación de 5 años antes de
estar con nosotras) podría aclararme muchas cosas al respecto, ya
que él nos había hablado mal de ella y la había culpado de todo lo
malo de la relación y después de ver cómo nos trataba a nosotras
esto me hizo sospechar. Pedí a D. que hablásemos a solas y ella
aceptó, poniéndose muy nerviosa. Cuando quedamos para hablar yo le
pedí que saliésemos del pueblo porque me sentía insegura. Nos
paramos en una sombra a la salida del pueblo y nos sentamos para
hablar, cuando no llevábamos ni 2 minutos Jaime pasó justo por
donde estábamos y yo me quedé flipando y le dije a D: “lo sabía,
no es a primera vez que me lo hace”. D. me miró y me dijo muy
seriamente que no se lo permitiera, eso me confirmó muchas cosas.
Presentimos que podía estar espiándonos (como ya había hecho otras
veces) y nos cambiamos de sitio. Estuvimos hablando durante horas, D.
me confirmó muchas cosas y me confesó que a ella también le había
hecho todo eso, sólo que más extendido en el tiempo, y no sólo eso
si no que además más personas habían denunciado públicamente
agresiones por su parte de las que él había salido victorioso
haciendo uso de los privilegios que le concedía su estatus social.
Cuando salimos de dónde estábamos vimos que Jaime había estado en
las inmediaciones escuchándonos (de nuevo vigilancia y control).
Nosotras pasamos por su lado sin prestarle atención. Yo fuí a la
casa en busca de M. para contarle todo, pero no la encontré allí.
Cuando salí para buscarla en otros sitios me cruzé a Jaime que me
dió mi móvil (que había estado usando como contacto para la gente
que iba al veganqueer y que además, como más tarde comprobé, había
estado registrando, al igual que mi diario a pesar de que le dije que
era personal y que no lo hiciera) y me dijo, con cara de afligido,
que me hiciera cargo yo de las llamadas que él se iba del
veganqueer. Se quedó esperando que le dijese algo y yo le dije:
“vale” y pasé de largo en busca de M. La encontré y cuando me
senté a su lado para contarle lo sucedido apareció Jaime con cara
de pena, se sentó a nuestro lado y nos dijo que se iba del
veganqueer y que no estaba cómodo. Cómo vio que nuestra respuesta
era insatisfactoria para él (ambas le dijimos “haz lo que
quieras”) nos preguntó que si estábamos bien. M. le dijo que sí
y yo le dije que no, que hacía dos noches me había sentido
agredida. Jaime, sin contestar ni esperar a que siguiese hablando se
levanto y se fue enfadado pegando gritos, haciendo movimientos
bruscos y fingiendo un ataque de ansiedad. La gente en general se
puso en alerta, nos preguntó que que le pasaba (a lo que les
redirigimos hacia él), SA estaba en la habitación y se asustó al
oírle decir que quería matarse, que nadie podía ayudarle, que solo
le pasaban cosas malas, SA le preguntó insistente qué había pasado
y este contestó “Sandra me ha dicho que la he agredido”, ante
esta ambigüedad ella se quedo paralizada y le preguntó si era
consciente de lo que había hecho, el intentó esquivar la pregunta
pero finalmente reconoció que lo era. SA., M., D., A. y yo salimos
nerviosas del pueblo huyendo del alboroto y de las preguntas de la
gente. Al rato me di cuenta de que se estaba apropiando del espacio y
decidimos volver para reapropiarnos nosotras de este. Cuándo
llegamos Jaime estaba totalmente calmado y había recogido sus cosas
(con la ayuda de gente que no sabía que le pasaba y que ahora se
arrepiente profundamente), nos dijo de nuevo que se iba y empezó a
marcharse, pero a medio camino volvió, empezó a decirnos desde
encima de la ladera que porqué le odiabamos tanto, que podíamos
hablar, a lo que le espetamos que bajara hasta nuestra altura para
hablar al mismo nivel, empezó a victimizarse y a intentar
chantajearnos colectiva e individualmente, la respuesta que le dimos
fue que nos había decepcionado, engañado, agredido, que no
teníamos por qué escuchar más mentiras (en ningún momento pidió
perdón o había mostrado comprensión) y le dijimos que dejara de
decir que se iba y se fuera realmente. Hizo otro amago, pero volvió
gritando “matadme por favor, no aguanto más” acercándose hacia
nosotras, se tiró al suelo diciendo que no podía moverse, “os
estoy pidiendo una paliza” le dijimos que no queríamos matarle y
que tenía que solucionar sus mierdas él, A. llamó al resto de
gente para ejercer presión y poder echarlo sin que se nos fuera de
las manos (nos estaba provocando, nos puso al límite) y cuándo ella
regresó diciendo que venía gente Jaime se levantó rápidamente (el
ataque de ansiedad que estaba fingiendo se pasó al instante), se
distanció considerablemente de nosotras y se mostró calmado, dijo
que nos
apoyaba (en un último intento de quedar bien delante de la gente,
dando a entender que había empatizado con nosotras, usando una vez
más el discurso feminista como mascara de sus actitudes machistas y
su falta de respeto y comprensión, intentando dejarnos cómo
histéricas) un compañero visibilizado como hombre le
dijo que se fuera, y en ese momento y solo en ese momento se fue.
Escondió sus cosas a la entrada del pueblo (pretendiendo volver),
alguna gente cogió el coche para llevarle sus cosas y alejarlo del
lugar, se quedó en un camping a 13 kilómetros esperando que al día
siguiente una persona visibilizada como mujer qué el conocía fuera
a rescatarle. Esa noche lo llevé a asamblea para hacer el problema
colectivo y esta nos apoyó en nuestra decisión de alejarlo. No nos
sentíamos seguras, ni nos parecía un perímetro de seguridad
suficiente así que al día siguiente tomamos la determinación de ir
un grupo de siete personas visibilizadas como mujeres, con un coche
que lo llevaría hasta Soria para coger un autobús. Al vernos cogió
su porra extensible, nosotras lo aplacamos, se la quitamos y lo
dirigimos hacia el coche. Al principio nos dijo que nos estábamos
pasando, aunque solo lo teníamos cogido por las muñecas le
soltamos, mientras el resto registraba sus cosas en busca de más
armas u objetos que pudiera usar para agredirnos o agredirse.
Mientras andábamos no le dejábamos hablar pues cada vez que lo
hacía era para hacernos chantaje emocional, esta vez estábamos
prevenidas y no tuvo éxito, lo cual le frustró puesto que empezó a
gritarnos machirulamente que a él nadie le callaba. Se montó en el
coche sin resistencia y nos dijo que no entendía por qué estábamos
así, si ya íbamos a contar lo sucedido. Confiamos en Anatema, que
dijo apoyarnos y que lo acercaría a una estación con su coche
aprovechando que llevaba a Mario a Soria, nosotras volvimos al pueblo
confiando que en unas pocas horas Jaime estaría de camino a Murcia.
Unas horas después llamamos a Anatema para confirmarlo y este nos
aseguró que iba hacia Madrid, D. le preguntó que cómo había ido
el trayecto a lo que contestó “Mañana hablamos” de manera
bastante fría. El resto de días fueron infiernos, ninguna de
nosotras podía dormir tranquila, teniendo pesadillas, D. tuvo un
ataque de pánico, oíamos su risa...
El
lunes 12 de Agosto nos dimos cuenta de que estaba escribiendo en su
blog y lo leímos en asamblea (con Anatema presente, que dijo que
Jaime necesitaba un psicólogo y reconoció que había empatizado con
él), una vez más volvía hacerse la víctima terjiversándolo todo
y usando el discurso “feminista” en su favor, amenazando de nuevo
con el suicidio.
Más tarde nos enteramos con sorpresa de que Anatema nos había
mentido en varias ocasiones sobre dónde estaba Jaime, al cual
cobijaba en su casa a 50 kilómetros de allí, también nos enteramos
de que Anatema había agredido a una chica allí en Manzanares y que
Jaime lo había apoyado/encubierto (ahora Anatema le estaba
devolviendo el favor) ambos habían hecho que el movimiento
libertario de Soria y de algún que otro sitio se posicionara a favor
del agresor y se rechazara a la chica que acabó por irse de Soria.
Con este comunicado
queremos mostrar los hechos para que a Jaime no se le de cobertura en
más espacios (libertarios, feministas, alternativos...). Nos consta
que esto no es un caso aislado, ha habido más agresiones perpetuadas
a lo largo de los años intentando siempre salirse con la suya
acusando a las agredidas de locas, mentirosas, exageradas o
monógamas. Animamos a todas las personas que hayan sufrido una
agresión por parte de esta persona o cualquier otra a que denuncien
públicamente los hechos y a responder de la manera que consideren
más adecuada. Animamos también a que esto lleve a una reflexión
personal, no señalemos sólo a una persona, cualquiera puede ser
Jaime.
“No somos unas
histéricas, nos estáis volviendo locas con tantos abusos” (Rote
Zora)
“No estamos
pidiendo derechos por las calles, estamos hablando de ellos; no
estamos pidiendo anuncios que no nos conviertan en mujeres-objeto,
estamos destruyendo los mecanismos comerciales que nos deshumanizan
como mujeres; no estamos apelando al poder masculino para que termine
con las violaciones, sino que le amenazamos: “Si me tocas, te
aniquilaré”. Por una vez, los mecanismos que crean y mantienen las
identidades de la feminidad fueron rechazados, y nuestros deseos
fueron los nuestros propios, nuestros cuerpos fueron los nuestros
propios, y nuestra violencia fue la nuestra propia.” (Ya veréis
putas locas)
Machete al
anarcomacho.
PORQUE NO QUIERE VOLVERTE A VER LA CARA NUNCA MÁS BORRO TUS FOTOS,
POR MÍ, POR MI SALUD MENTAL Y PORQUE ME DAS ASCO.