miércoles, 24 de abril de 2013

Días de chocolate negro (sin azúcar)


En momentos en los que la vida me sonríe tanto y en los que yo le devuelvo una carcajada pareciera que no hubiera tiempo para los momentos más introspectivos, y eso no es así. No sé si soy positiva, seguramente en un pasado fui más bien pesimista, pero no me acuerdo muy bien, es más, no quiero recordarlo; prefiero decir que estoy positiva, y de momento con esto me vale.

Sale el sol, es primavera, las hormonas fluyen en el ambiente, los colores vibran y yo vibro con ellos, bailo, canto, me río, me supero, me emociono, río hasta que me duele la tripa o me quedo sin aire, abro bien los ojos, observo a mi alrededor y suspiro. Entre nuevas emociones y nuevas relaciones toca también mirarse por dentro, hoy no vale llorar en el hombro ajeno, hoy soy yo, hoy estoy sola. Vuestra compañía me alegra, me da vida, me hace sentirme bien, pero no puedo dejar la carga de mi felicidad y mi libertad sobre otrxs, debo ser consciente de quien soy, de que soy, de como estoy ahora. Quiero cerrar los ojos y volar por mi mente, sentirme libre, sentirme sola, aunque sé que estáis cerca necesito alejarme para sentirme yo.

 No es que hoy esté triste, pude que sea nostalgia, puede que sean las hormonas, puede que sea la luna, puede que sea el sol, puede ser que el aire contaminado de Madrid haya nublado mi mente por un instante. Puede que seas tú, la distancia y el tiempo no me hacen olvidarte, tú, que te fuiste para no volver, que apareces en mi mente cuando cierro los ojos, que te infiltras en mis sueños, que nos abrazamos y nos besamos, mi almohada se convierte en ti y la estrujo hasta que al despertarme desapareces. Pero tú no eres sólo tú, tú sois muchas, sois muchos, sois parte de una historia, de mi historia, de nuestra historia. Y da igual que fuera un abrazo fugaz en medio de un concierto en el que un segundo hizo despertar los recuerdos de una época de emociones a flor de piel, da igual que fueran largas noches de hablar y no dormir, da igual que esas noches se repitieran durante años o durante meses o que fueran sólo de un día, da igual si hubo sexo o no, o si sólo fue sexo y nuestras manos leyeron nuestros cuerpos en la oscuridad de la habitación o a la luz de una farola, da igual si sólo nos miramos y nos sonreímos al cruzarnos en una ciudad fría y por un momento nuestras miradas encendieron el cielo, da igual si la sociedad te etiquetó como hombre o mujer, da igual si fuiste humanx o no, da igual si hablabas mi idioma, nuestra piel sentía un lenguaje común, da igual que pensásemos de manera diferente, quizás ahí residía parte del encanto, ahora todo da igual, ya formas parte de mi historia, tienes un lugar en mi memoria para siempre.