lunes, 3 de junio de 2013

Bailando con lobas

Buf. Hace tiempo que tengo ganas de escribir, pero pasa que se me pasa el tiempo volando, viviendo, riendo, abrazando y soñando. Y así, de repente, me doy cuenta que llevo más de un mes sin poner lo que siento en palabras.

El mes pasado estuve en un encuentro de mujeres y la verdad es que desde entonces vengo con las pilas cargadas, aprendí y compartí muchas cosas que ahora forman parte de mí. A pesar que la palabra "mujer" pueda suponer un peso para mí, comprendí las distintas formas de verse y sentirse "mujer" para otras, eso sí todas me dejaron un buen sabor de boca. Algo común a todas, algo que no escapaba dentro de nosotras es esas ganas inmensas de cambiar nuestra realidad, de deseducarnos, de reeducarnos, de redefinir nuestra posición social, de recuperar lo que nos quitaron, de redescubrir nuestros cuerpos sin culpas, sin tabús, sin agredirnos ni mutilarnos, siendo dueñas de nuestro placer, dejándolo todo en nuestras propias manos y no confiándolo a un sistema heterofalocéntrico. En esos días aprendí a escuchar mejor, a empoderarme, a mirar a los ojos y hablar desde dentro, desde lo que tenía callado y necesitaba decir. Aprender a no juzgar es algo que también aprendía allí, aunque esto que me está costando más de lo que yo pensaba, es mi tarea pendiente, es tan fácil caer en juicios y coger una posición de seguridad/superioridad que bajarse de ahí es complicado. Vivo muy bien en mi círculo de iguales, pero compartir esos días con "mujeres" diversas me ha ayudado a ampliar mi mente, a no cerrarme, a aprender a escuchar pensamientos diferentes. Me gustó como fluyó todo, como nos organizamos, como colaboramos, como se resolvimos los momentos de tensión, como creamos espacios, fue muy bonito.

Con todo esto me di cuenta, después de pasarme mucho tiempo rodeada de personas socializadas como hombres, que estar entre "mujeres" me cuesta, pero el esfuerzo merece la pena, es brutal como estando en este lugar entre todas fuimos construyendo conocimiento a través de nuestras propias experiencias. Con más o menos dureza todas hemos sufrido agresiones en este sistema patriarcal, pero yo me niego a reconocerme como la sociedad quiere vernos, como víctima indefensa que necesita protección de su maldita policía o de un marido bondadoso. En este sentido no soy una víctima, soy una superviviente, me niego a quedarme en el rol de débil y pobrecita. Me siento SCUM y ni tú ni nadie me va a obligar a que piense diferente o que oculte lo que pienso. En un mundo que me agrede y quiere callarme, yo quiero gritar, pegar, usar tijeras y juntarme con otras locas como yo que quieran hacer lo mismo. Nos habéis tocado demasiado las narices, ya estamos hartas, nos estamos empoderando, nos estamos juntando, y sí, estamos conspirando contra vosotros, aunque no es lo único que hacemos, no sois nuestro universo. Somos brujas malas, feas, gordas y con pelos en las piernas, pero sin pelos en la lengua.

Si tú también estás harta coge las tijeras, sirven como arma defensiva, pero sobretodo sirven para cortar con todos los prejuicios y estereotipos que se nos imponen. Cortemos nuestras etiquetas y prendámoles fuego.

No hay comentarios:

Publicar un comentario