jueves, 10 de noviembre de 2011

¿Contrarreloj o contra el reloj?


Leer, estudiar, trabajar, comer, dormir, pintar, soñar, pensar, volar, correr, el metro, el coche, las aceras, el tren, los centros comerciales, la escuela, la oficina, la universidad, el estadio de fútbol, la ciudad, la calle, los otros, las otras, lxs amigxs, lxs enimgxs, lxs desconocidxs, lxs que nos gustan, lxs que no, lxs fexs, lxs guapxs, lo relativo, lo objetivo, lo subjetivo, lo que tu me mandas, lo que yo quiero hacer, lo que hago obligada, lo que no me da tiempo, lo que me interesa, lo que me aburre, lo que me libera, lo que me ata, lo que me hace creativa, lo que me duerme, lo que me hace soñar despierta... Esto y mil cosas más pasan por mi vida durante el proceso educativo que se sucede en el periodo lectivo entre las aulas y en mi tiempo “libre” (sí, entre comillas, porque en esta sociedad, poco o nada puede ser libre). Se me antoja difícil llegar a asimilar todo lo que quiero aprender, por un lado, y todo lo que me obligan, por otro. Si no tengo tiempo suficiente (ni ahora ni en cien vidas) para aprender todo lo que quiero, entonces, ¿por qué tengo que aprender cosas por obligación, que se me olvidarán o que haré por que se me olviden?

Hay temas que no me interesan, que me aburren, que odio, que no comparto y esos debería poder eliminarlos de mi vida. Veo lejos un mundo donde quiénes aprenden lo hagan porque quieren, no por un título ni por obligación. Quiero más tiempo para poder aprender, eso sí que es pedir demasiado, porque somos seres limitadxs, el tiempo, nuestra vida está limitada y ni si quiera sabemos cuanto más va a durar, Nos levantamos de la cama pensando que todavía nos quedan muchos años, pero se escapan y pasan deprisa, nos intentamos negar nuestra finitud para no pensar, para no angustiarnos. Pues yo también intento evitar el tema, pero me persigue, quizás porque sé que está ahí esperando aunque no quiera. Me angustia no poder hacer todo lo que quiero, un poco menos, aunque también, lo que no quiero y me obligan.

De momento ellxs tienen el mando de nuestra educación, queda, que si tenemos tiempo y ganas, vayamos más allá de las cuatro paredes del aula, que vivamos y, mientras, aprendamos y enseñemos. Que le demos sentido a nuestra existencia, que pasará la universidad y lo más importante seguramente esté fuera de ella, o se esconda en los recreos, la cafetería y las escapadas de esas aburridas clases.

2 comentarios:

  1. "Hay temas que no me interesan, que me aburren, que odio, que no comparto y esos debería poder eliminarlos de mi vida. Veo lejos un mundo donde quiénes aprenden lo hagan porque quieren, no por un título ni por obligación."

    Me gusta leerte, me producen mucha curiosidad tus pensamientos. Me parece que en ese párrafo que entrecomillo tienes razón. Pero... me parece tan utópico que se pudiera llegar a ello...

    Eva.

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  2. Hola

    Es gracioso, había seleccionado la misma cita, creo que la podrían leer unos cuantos profesores que conozco. ¿Es la obligación una manera de instaurar el "beso de la muerte"? A veces hay que obligar, aunque hay maneras más interesantes de hacerlo que las que se suelen seguir. En general, siempre he estado en contra de esta idea de obligar, eso sí, fomentando la responsabilidad personal también. Al final, creo que lo importante es el sentido que tienen para nosotros las actividades en las que nos implicamos (lo de vivirlo como obligación, opción y demás... forma parte de estos significados que construimos).

    Interesante lo que escribiste

    Alejandro

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