Decidí darle la vuelta a todo lo malo que me pasara en la vida; decidí, aunque me costara, encontrar la moraleja de cada tropiezo en la vida; decidí vivir el presente sabiendo que mañana podría cambiar todo con un solo aletear de pestañas; decidí que, aunque tuviera un sinfín de enemigxs, valoraría lxs amigxs que tengo y aprendería a cuidarlxs; decidí soñar despierta y volar durmiendo.
Las malas rachas vienen acompañadas de revuelos emocionales, de pensar, llorar y volver a pensar. Pero es en estos momentos cuando también aparecen otras personas con las que conectas, con las que el tiempo vuela y las charlas infinitas se pasan en un suspiro. Y como digo, de todo se aprende, hace poco me dijeron que "me arrimo al sol que más calienta", y tiene gracia, porque queriendome llamar chaquetera o falsa o todo junto, en realidad decidí darle la vuelta a la frase y reapropiármela. El sol nos da la vida, esa vitalidad que nos alegra los días de verano y primavera; me cansé de ser sombra en busca de penumbra, de rodearme de espectros que deambulan entre tormentas. Soy luz, soy un sol, soy mi propio sol y me arrimaré a mí todo lo que pueda, yo soy el sol que más (me) calienta.
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