sábado, 24 de mayo de 2014

Casa okupada


Hace unos cuantos años que vine a okupar esta casa que habito. No la elegí, no escogí mi morada, ella me atrapó sin escapatoria posible, podría decir que ella me okupó a mí.
 
Mi casa es blandita, es suave, está amueblada, tiene alfombras y un felpudo. Mi casa cambia de color según la estación del año, a veces se ensancha o estrecha según los ánimos que yo lleve. En mi casa llueve y hay goteras, pero tiene millones de ventanas que dejan filtrar la luz del sol. Mi casa tiene varias puertas y solo dejo pasar a quien yo quiero y cuando yo quiero, si intentas forzarlas te quedas sin dientes. Mi casa no tiene cimientos fijos pero tampoco se deja arrastrar por los tornados o huracanes, mi casa es flexible pero firme. Mi casa recorre mundos, es nómada, a veces se construye y deconstruye sola, en otras ocasiones busca el acompañamiento de la comunidad. Mi casa no quiere ser un adosado, aunque lo fue por muechos años, los cimientos podridos de las otras casas casi la echan a perder. Mi casa se separó y está reparándose, le han salido ruedas que le da dinamismo y libertad.


Tantas veces tiré piedras sobre esta preciosa casa... Pero estoy cansada de hacerlo, consciente de que no hay mudanzas posibles empecé una reforma interior que no acabará nunca. Llevo varias semanas soñando con casas, soñando que okupo casas antiguas. Hay algunas de ellas que son enormes, pero no tienen puertas ni ventanas, hay mucha gente defendiendola de la policía pero los agujeros no se pueden tapar eternamente y las fuerzas se agotan, nos rendimos, nos desalojan. Hay otras veces que okupo bloques tipo corrala y lxs vecinxs se mezclan entre amigxs y enemigxs pero cada unx fluye a su rollo. Dentro de las corralas hay una en la que el techo se cae, la casa se cae pero queremos defenderla, no quiero salir de allí. Y también está la primera de las casas que recuerdo de esta racha continuada de sueños de casas okupadas; era una casa muy antigua, señorial, muy grande, con grandes jardines y fuentes; ni siquiera sabía si iba a vivir en ella pero la estaba restaurando junto a personas que aprecio un montón. De estos sueños de casas saco muchas sensaciones y emociones, me he descubierto un poquito más y he sacado miedos escondidos, así esos miedos acaban por dsaparecer o pierden su potencial paralizante, están ahí, los veo, me acompañan pero ya no me molestan.

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