lunes, 7 de mayo de 2012

Dile a la luna



Dile a la luna, dile lo que no le dices a nadie, dile tus sueños, tus expectativas, tus miserias, dile que no quieres seguir viva, pero que a la vez tienes miedo a la muerte. Dile que te abruma con su luz, con su brillo, dile que las nubes que la cubren te hipnotiza, que te quedarías allí toda la noche hasta que se fuera, contemplando su fuerza. Dile que, por un instante, se paró el reloj, se alargaron los minutos y que las risas de fondo acompañaban la noche desde la lejanía, como si vinieran de otro mundo. Dile a la luna que quisiste que tus pies fueran raíces y anclarte al suelo, permanecer allí junto a los árboles movidos por el viento. Dile que prometes volver, dile que no sabes cuando lo harás, pero que la recuerdas, que notas su influjo aunque no se deje ver demasiado por la ciudad, que las farolas han intentado sustituirla en una farsa llamada civilización. Dile que tú te has dado cuenta y que no dejarás que eso pase contigo, que recordarás de donde vienes, que la tierra te llama para que acudas a ella, que no la ignoras, sólo intentas luchar en una batalla infinita por ser libre y que, una vez muerta, volverás a ella.

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