lunes, 2 de noviembre de 2015

Pasa sin llamar



La tristeza pasa sin llamar, siempre tuvo una llave maestra, nunca le ha hecho falta, la puerta sigue abierta.
Triste por el amor, porque ni siquiera sé si quiero llamarlo así. Porque lo llame o no amor siempre anda lejos. Lejos, en la distancia, nuestros cuerpos se leen a través de pantallas. Os pienso tanto y tan fuerte que mi cabeza estalla. Al caer en la cama nos encontramos de nuevo. Aparecéis cuando os invoco a través de la luna, esas noches no quise despertar, no quiero. Lejos, aunque estéis cerca, nuestros cuerpos son incapaces de entenderse, mi cuerpo creó su propio lenguaje para protegerse. Mi cuerpo ha creado una barrera, la vulnerabilidad se paga con sangre y la anemia me persigue

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