Volviendo a mis emociones, estoy sintiendo que empatizo mucho con las chavalas y chavales del instituto, no puedo creer que yo haya pasado por esa misma etapa hace tanto. La verdad es que he conectado conmigo misma otra vez. Entre el ambiente del instituto y el tema de mis prácticas, el graffiti, siento que vuelvo a tener 15 años. Esto me hace tener una mezcla de sensaciones positivas y melancólicas a la vez.
Y la verdad, es que me identifico más con las y los estudiantes que con lxs profesorxs. No sé por qué será, si porque todavía me veo en mi rol de aprender y no enseñar o es porque nunca entenderé que el aprendizaje de la vida pueda caber entre los muros de una "cárcel". Porque creo que aprender y enseñar es un proceso demasiado importante como para ponerle los barrotes, no sólo físicos, sino formados por especialidades, competencias, unidades (anti)didácticas y tiempos marcados.
En el tiempo que esté con ellxs intentaré hacerlo lo mejor posible, pero no es fácil, las piedras de la mochila de cómo me han enseñado pesan demasiado, no quiero enseñar de la forma en que lo hicieron la mayoría de profesorxs conmigo. Aún así, siento que por muy bien que pueda hacerlo, hay un problema estructural en la escuela, se encierro y su obligatoriedad. Sólo puedo ser un vaso de agua en el desierto...
Hola
ResponderEliminarLa de veces que habré sentido yo algo similar. Qué bueno que sigas escribiendo. Espero que vayan bien las prácticas.
Un saludo
Alejandro